jueves, 31 de mayo de 2012

#yosoy132


No puedo sino lamentar no ser estudiante en estos momentos de la vida política del país. Yo me autodenomino estudiante en reposo. Me gradué hace dos años de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en el Tec de Monterrey, pero ahora sólo espero lograr las condiciones idóneas para estudiar la maestría en cualquier momento. De cualquier modo soy joven y me gusta decir que yo también soy (quiero ser) 132. lo que he pensado y el resultado de mi análisis aquí expuesto tiene que ver únicamente con mi modo del ver el mundo, lo que he leído y escuchado. No pretende ser un comentario en representación de nadie más que de mí misma.

De los líderes y la dificultar para asir el movimiento.

Conciente o inconcientemente, el conjunto de movimientos agrupados dentro del hashtag #yosoy132 hasta ahora ha logrado desafiar la lógica tradicional de los movimientos sociales en nuestro país y tiene un potencial prometedor para influir y sacudir a la opinión pública. Esa, nuestra tan ansiada y recién bautizada “Primavera mexicana”.

Los medios de comunicación son insistentes en la búsqueda de los líderes del movimiento. Y en definitiva poco a poco se irán diferenciando personalidades destacadas. Sin embargo ¡Qué bueno que no se han apresurado en hacerse visibles! Y digo esto por lo siguiente:

Cuando hay movimientos sociales capaces de desestabilizar, meter ruido en el sistema, cuestionar duramente, o cómo se le quiera llamar, los grupos cuestionados van a intentar identificar inmediatamente a los líderes. De esta manera no sólo se identifican interlocutores específicos, sino que además pueden ser considerados como puntos estratégicos en donde se concentra gran parte de la motivación y fuerza de los movimientos, por lo tanto también se vuelven fuente de vulnerabilidad: no hace falta desacreditar a todos los integrantes de un movimiento, basta solamente con descalificar y golpear la credibilidad de los líderes.

Es por esto que el fenómeno del #yosoy132 ha resultado hasta cierto punto inasible para los medios y para los políticos. Es como agua que se escurre de entre las manos y cae sólo para seguir corriendo. Eventualmente, cómo ya lo mencioné, irán surgiendo liderazgos visibles, pero por el momento, es bueno que no haya prisa por apuntalarlos. Esto puede ser una característica que utilizada con inteligencia, puede ampliar el margen de maniobra y ganar tiempo para la organización y consolidación del movimiento.

Televisa como el agente encargado de la contención de daños.

Luego de la marcha del 23 de mayo pude notar que los medios manejaron el mensaje que de que el movimiento estaba en contra del manejo de información y pugnando por la democratización de los medios, marginalmente mencionaban que también había algunas manifestaciones contra Peña Nieto. Enfatizaban la característica apartidista del movimiento.

La verdad es que la mayoría de pancartas y consignas que al menos yo pude ver durante la marcha eran claramente anti Peña Nieto. Yo escuchaba que los medios enfatizaban el carácter apartidista del movimiento, para entonces comenzar a cuestionar en entrevistas y comentarios porqué había manifestaciones contra Peña Nieto si se decía tanto que era un movimiento apartidista.

Esta disyuntiva es clara y es acertado el cuestionamiento, como comentaré más adelante, sin embargo, tengo la impresión que los medios trataron de desviar la atención y presentar como punto focal el tema de la crítica a los medios y hacer pensar que el tema anti Peña era una desviación de los motivos originales del movimiento.

Esto suena en primera instancia ilógico. ¿Por qué querría Televisa atraer hacia ella los reclamos del movimiento? Es muy claro. Desde mi punto de vista Televisa es el agente de contención de daños del candidato. La estrategia utilizada por el gran montaje que fue la participación de Enrique Peña Nieto en Tercer Grado fue evidente: Televisa muestra como reclamo principal la crítica hacia los medios mientras que por otro lado presenta las manifestaciones anti Peña Nieto como una desviación del movimiento. En el programa los periodistas de Tercer Grado trataron de hacer alarde de crítica y cuestionamiento al candidato. Y así el racionamiento es muy natural: Si Televisa se comporta – o hace como que se comporta – según los reclamos de los estudiantes, entonces eliminan el motivo de protesta: Matando al perro se acabó la rabia.

Así la protesta de los estudiantes se vuelve algo manejable de lo cual los expertos de relaciones públicas de Televisa pueden tener control, alejando así la crítica directa a las implicaciones políticas que tiene su influencia en el presente proceso electoral: La imposición de Enrique Peña Nieto.

Sobre el apartidismo y el rechazo al candidato impuesto

Hay una inconsistencia que es precisamente el meollo del debate en las asambleas. La cuestión del rechazo a Peña Nieto siendo el candidato impuesto por las televisoras. Pero no se puede ser apartidista y al mismo tiempo oponerse a un candidato y un partido en particular. Es simplemente una cuestión conceptual similar a la diferencia entre un estado ateo (que decreta la no existencia de un ser supremo, siendo así confesional) y un estado laico (que no profesa ninguna religión pero tampoco esta en contra de ninguna de ellas).

Es claro que el movimiento intenta desmarcarse de algún partido político, cualquiera que este sea, que pretenda beneficiarse del movimiento. Pero también es claro que apartidista significa que no se favorece ni rechaza a ninguno de ellos.

Si se decide seguir por el camino de ser un movimiento crítico de Peña Nieto y la clase política que representa, así como el PRI de antaño con las mismas habilidades que lo mantuvieron en control hegemónico del país durante décadas, creo que no sería posible decir que es un movimiento apartidista que no apoya ni rechaza a ninguno de los candidatos.

Habría entonces que hacer un replanteamiento conceptual, primero ante los integrantes del movimiento y luego ante la opinión pública, para poder rebasar esta diferencia de significados que ya está trayendo cuestionamientos y descalificaciones al movimiento.

Por otro lado, vale la pena defender que el hecho de criticar al partido y candidato, que como han dicho portavoces del movimiento, se hace dado todo lo que estos representan, en ningún motivo implica un apoyo directo a cualquiera de los otros partidos, y sigue siendo un reclamo ciudadano totalmente válido desde mi punto de vista.

Anti EPN-ismo y democratización de los medios: ¿dos agendas o las dos caras de una misma moneda?

En estos días leí en el Universal la opinión en el blog de Mario Campos, quien es también Locutor de Antena Radio del Instituto Mexicano de la Radio y comentarista en Foro TV, diciendo que él divisaba dos agendas diferentes dentro de los grupos que conforman el movimiento: la de la crítica a los medios y la de la crítica a la candidatura de Peña Nieto. Él comentaba que estas dos agendas coexistian y en algún punto se tocaban, pero que eran dos agendas distintas a fin de cuentas. Las opiniones en esta dirección han abundado entre los líderes de opinión, combinadas por supuesto con otras que no concuerdan en ello.

En mi caso, considero que estos dos temas son las dos caras de una misma moneda, y no sólo dos agendas con algunos puntos que convergen por lo siguiente:

Uno de los reclamos principales es el de la cobertura mediática y manejo de la información, que teniendo el poder y alcance de las dos empresas que controlan el mercado de las comunicaciones actualmente, implica también la capacidad no sólo de (des)informar sino también de guiar la acción de su público. Pero el reclamo en la coyuntura actual no para ahí, sino que existe la percepción generalizada entre los miembros del movimiento que esta influencia se está ejerciendo por parte de Televisa con el fin de imponer al candidato priísta.

Es una cuestión coyuntural, es cierto, ya que el reclamo refleja un problema que ha sido constante en el manejo de los medios en México, pero ahora se ve enmarcado por el escenario electoral que se vive. Sin embargo, las consecuencias de las acciones a las que los medios induzcan (dirigir las preferencias para favorecer a Peña Nieto) tendrán eco los próximos 6 años y quizás más.

Mi reclamo en sí sería la influencia en la vida política de los medios, que se alejan de su papel de medios para convertirse en actores. Por lo tanto, la crítica y rechazo a la candidatura de Peña Nieto y la demanda de medios que bien sean objetivos o bien manifiesten abiertamente sus preferencias políticas, son parte de una misma agenda.

Mi postura ante las posturas propuestas

Yo me decanto por la idea de que el movimiento sea anti Peña Nieto, tomando a este como representación del régimen político que constituyó la llamada “dictadura perfecta” que mantuvo al PRI 70 años en el poder. Cómo ya lo mencioné, si se está en contra del manejo mediático de la información y a favor de la democratización de los medios, es preciso también reconocer que estos actores están claramente favoreciendo a un candidato en particular. Por ende no me es posible desligar estas dos ideas.

En cuanto al voto nulo, no puedo más que concordar la renuencia a promover este tipo de acción, tal como proponen los voceros de muchas de las universidades involucradas. Aunque la intención de un México más cercano a nuestros ideales es parte fundamental del combustible que alimenta el movimiento, me parece que hay que dar cabida a cierta dosis de realidad y pragmatismo.

Con esto quiero decir que lo más probable, nos guste o no, a menos que ocurra un evento que seguramente no está en la mente de ningún mexicano en este momento, el 1 de julio se elegirá a alguno, quien sea, de los 4 candidatos que ahora contienden. En lo personal, ya si nos va a gobernar alguno de ellos, prefiero dar mi voto al que considero que puede hacer el mejor manejo del país. Y sí, creo que el voto nulo sólo beneficiaría al candidato puntero.

Pero más allá de eso, me parece urgente reconocer que esta propuesta no sólo es sensata sino además responsable por que no se queda ahí. Los universitarios están también proponiendo que quede quien quede, es necesario asumir la labor ciudadana de exigir cuentas y cumplimiento del plan de gobierno que elabore el entonces presidente.

Al menos en el plano discursivo, y planteado como acción a futuro, esto es precisamente lo que los ideólogos refieren al decir que la democracia no debe quedarse en las urnas, y los estudiantes están con esto dando muestra que sus clases, lecturas y tareas no son en vano y han aprendido lo que eso significa.

Cómo última reflexión. La autocrítica siempre es importante, y aunque este fenómeno social hace que se me enchine la piel de emoción, no puedo ignorar del todo ese pensamiento picante e incómodo que me dice que 60 mil muertos no fueron suficientes por sí solos para hacer gritar a los jóvenes, pero dos palabras descalificadoras (porros y acarreados) contra los estudiantes fueron chispa suficiente para encender las llamas…

En fin, como por ahí dicen, “haiga sido como haiga sido”, qué bueno que ahora está sucediendo.