sábado, 7 de septiembre de 2019

Reincidencia parte II


Reincidencia parte II

Todo lo que he tenido y he perdido
Todo lo he tenido, y siempre lo he perdido
Y sigo tendiéndolo todo.

La caída en espiral
Siempre pasa por el mismo lugar
Siempre hacia abajo, abajo.

El absurdo absoluto, abs, abs.
Abstinencia, abstracción.
Abstracción de mi misma
Alguien sáqueme de mí.

sábado, 2 de marzo de 2019

El observador ausente

Si cae un árbol, y nadie lo escucha: ¿Hace ruido?
Si no tengo ropa, y nadie me ve: ¿Estoy desnuda?

viernes, 22 de febrero de 2019


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Reincidencia: Parte I

Después de mucho tiempo, hoy me puse a releer mis exabruptos pseudo literarios y de opinión que han dejado su evidencia en la red. Es decir, las entradas de mi blog (los más jóvenes no van a saber a qué me refiero, los más viejos tampoco) y mis “Notas” de Facebook (aquí tal vez mis tías y mi mamá sí sabrán a qué me refiero, al menos en la parte de Facebook…).

Hoy me acordé de que en algún momento me tomaba el tiempo de escribir. En mi vida actual de godínez (y no de godínez cualquiera, sino godínez de gobierno, DE GOBIERNO. Yo. En fin, ese es otro tema) eso ya no pasa tan frecuentemente. Al menos no en la manera en la que solía hacerlo.

Es decir, escribo mucho. Pero mis letras las dedico ahora a cuestiones rutinarias: solicitudes, resultados y relatos ascéticos y objetivos de las cosas que es necesario reportar a México (mucho más importantes que mis desvaríos sin sentido, pero, definitivamente, con una intención literaria muy inferior, si acaso). En fin, que para concluir esta semana laboral, tuve una reunión con una organización que se dedica a promover la escritura en español en el Pacífico Noroeste (no sé qué tiene este término, pero he de confesar que me encanta: “Pacífico Noroeste”) y entonces recordé que en algún momento de la vida solía escribir.

Escribía de todo y de nada. Tal cual. Encontré algunos textos relacionados con la nada: “No es nada”, “Contemplación y espera”, “La vista desde mi balcón”, describiendo situaciones totalmente intrascendentes. Quizás el de mayor contenido es, paradójicamente, el de “No es nada”. Porque que hablar de la nada ya es hablar de algo. Y claro, ese texto, al final, termina hablando de todo.

Pero hay otros textos largos, enredados, muy profundos, según yo en su momento. Textos de temas sociales y políticos. Temas que hablan de todo: feminismo (“Enojada”, “Un justo medio más humano”), participación cívica , legalidad (“2010, el año de la legalidad”. ¡Hasta gastronómicos (Mango de manila) y entomológicos (Sueño de una noche de verano)!… Pff, palabras largas y conceptos llenos de significado (ajá…).

Algunos (muchos) me dan pena ajena (por ser la yo de otros tiempos), y propia (por seguirse tratando de mis propios escritos). Mucho de ellos son ridículos, cursis, mal escritos e irrelevantes (en su mayoría). Otros, a pesar, y además de eso, me dan tranquilidad.

Encuentro ciertas constantes: como mi inevitable costumbre de incluir notas incidentales encerradas entre paréntesis. Pero lo qué más me tranquilizó, fue encontrar que desde chiquita (o al menos desde hace unos 10 años) estoy bien amargadita. Al menos, esas constantes, son indicios de cierta congruencia.  

Mis preocupaciones políticas, cívicas y feministas siguen siendo las mismas. Estaba empezando a pensar que últimamente hacía corajes por cualquier motivo y había sido víctima del debate falso, ideológico, manipulador y polarizante que me parece que prevalece en la actualidad (de nuevo la superioridad intelectual…). Pero leyendo todo de nuevo, y comparando con mis quejidos actuales, me doy cuenta que he hecho corajes desde siempre y por los mismos motivos cualesquiera.

Recordar que escribía, y leer lo que hice, me ha dado hoy, además de ciertas vergüenzas y sonrisas, un poco de tranquilidad. Ojalá luego pueda explicar un poco más.